El nuevo Piaggio Medley tiene tres importantes ventajas competitivas. La primera es su contenido gasto (consumo y mantenimiento). La segunda, subjetiva si quieres, su impecable diseño estético y la tercera, y más importante, que es capaz de albergar dos cascos integrales bajo el asiento sin problemas.
Intentando encajarlo en el mercado de los scooteres de rueda “alta”, creo que estaría entre los Low Cost refrigerados por aire y sobre los 2.000 euros (Peugeot Tweet, Piaggio Liberty, Sym Symphony ST, Kymco Agility, Suzuki Address etc.) y el Premium (Honda SH 125) ya “líquido” y por encima de los 3.300 euros.
Al Medley lo situaría en un espacio intermedio en el que se encuentran los que no llegan, por poco, a los 3.000 euros, léase: Honda SH Mode, Kymco People GTI y Yamaha XEnter. Y si te has fijado en ellos, la breve comparativa que sigue podría ayudarte a situarlo con mayor precisión.
Analizando las prestaciones vemos que el valor de par motor máximo del Medley, su “pegada”, es de 1,2 Kgm, un dato prácticamente calcado al resto.
Con la potencia, todos se sitúan alrededor de los 12 CV salvo en el Kymco que llega a los 15 CV; una cifra que consigue a base de rpm’s subiendo hasta las 9.000 rpm. Los demás se quedan entre las 7.500/8250 rpm-.
Con el sistema de frenado, el Medley destaca por encima del resto. Equipa dos discos y un ABS de doble canal.
El nuevo propulsor I-Get, es la respuesta italiana a la última ltecnológica japonesaEn cuanto a la motorización, el Medley monta el nuevo propulsor I-Get, que es la respuesta italiana a la última ofensiva tecnológica de los japoneses en los 125 4T. Equipa un sistema “Star & Stop” de arranque/parada, inyección, una culata de 4 válvulas, un cilindro montado en posición descentrada “off/set” para aprovechar mejor la “patada” de las explosiones (menos fricciones y óptimo brazo de palanca de la biela), y una importante reducción de las pérdidas por rozamientos montando rodamientos en las partes móviles del propulsor.
Situado en el mercado y descrito de forma comparada, si os digo su precio, que es de 3.099 euros, solo faltaría probarlo. Vamos pues.
La ergonomía es más que correcta. La posición de conducción (brazos, tronco y muñecas) es natural. Las piernas, a pesar de llevar el depósito de gasolina bajo el piso, apenas quedan flexionadas, no como en los Kymco, y el espacio para los pies, sin descansar en una plataforma completamente plana, es generoso. Han practicado unas discretas hendiduras en la parte final de la plataforma. Una solución que reduce el contacto del pantalón con el borde –ayuda a no ensuciarlos- y disminuye el arqueo de las piernas en parado. Eso siempre ayuda a no «perder» centímetros de estatura. El Burgman, en eso, no tiene rival. El asiento, situado a 799 mm del suelo, a pesar de no estar muy bajo, es estrecho por lo que con mis 1,75 he llegado de sobra con los dos pies.
El asiento es duro. Lógico si pensamos que han necesitado sacrificar el volumen del espumado por los cascos. Subirlo al caballete es muy sencillo. Apenas requiere esfuerzo. El plazo de palanca del pedal de accionamiento está bien calculado.
El ímpetu de su arrancada no asusta. Eso evitará problemas a los “convalidados”. Superados los 20/25 km/h el variador deja al motor girando en su punto de máximo aprovechamiento, para ofrecerte una consistente aceleración. Su larga carrera del pistón (como en el XEnter y el SH Mode) le confiere largas “zancadas” que son aprovechadas por el variador para ganar velocidad sin tanto chirrido. El embrague, arrancando, actúa con suavidad. Después, su coordinación con el gas en maniobras a poca velocidad, cuando engancha/desengancha, me ha parecido un poco brusco.
Zigzaguea muy bien entre coches parados. El ángulo de giro, sin ser brillante, es más que suficiente. No tendrás problemas para llegar a la pole de los semáforos. Los retrovisores cumplen, aunque unos de mayor tamaño no hubieran venido mal. He echado en falta un avisador sonoro de intermitencias. Por ciudad es muy útil.
Maniobrar con pasajero tampoco es problema. La posición de las estriberas, practicables, deja los pies del pasajero en una posición recogida.Poder guardar dos casco integrales sin problemas es genial
El sistema “Star&Stop” funciona a la perfección. A los pocos segundos de estar parado apaga el motor mientras que el arranque es casi instantáneo; basta con una leve insinuación en el acelerador. Y como en el Honda, tampoco hay ruidos de motor de arranque. Cada vez me gusta más esta sofisticada tecnología. Estar parado, tranquilo y sin ruidos en los semáforos es todo un placer
Pero lo verdaderamente genial de este scooter es su capacidad de carga. Poder guardar dos cascos integrales –sin importar tipo o tamaño- y los guantes, es un verdadero lujo. Si te mueves en pareja, este atributo, por si mismo, puede convertirse en un factor determinante para decidir su compra.
CARRETERA
Por vías rápidas el motor se encuentra cómodo llaneando a 90/95 km/h de marcador. Un crucero que mantienes con el gas abierto a 1/3 de su recorrido, más o menos. A ese ritmo el Medley te llevará al fin del mundo con total serenidad y en ausencia de vibraciones. La estabilidad a “alta” velocidad es intachable. Francamente, va sobre raíles. Intenté forzarlo en bajada pero los micro cortes del encendido no le dejaron superar los 105/110 km/h.
Las recuperaciones entre 60 y 80 km/h, lo habitual moviéndote por vías rápidas de conexión interurbana (M-30, Rondas y demás), es más que aceptable. Podrás desenvolverte con relativa comodidad entre los coches. Incluso con ocupante.
Entre curvas, su conducción es precisa y agradable una vez te aclimatas a las reacciones que ofrece la combinación entre la llanta delantera de 16″ y la trasera de 14″. Me ha gustado especialmente la rigidez del conjunto horquilla, pipa de dirección y barras de horquilla. El Medley se presta a una conducción dinámica sin problemas. Te costará rozar con el caballete en las inclinaciones.
Los frenos ofrecen una potencia más que suficiente aunque no hubiera estado de más un tacto algo más progresivo. El ABS delantero está muy bien regulado. No así el trasero, que salta antes de lo esperado y lo hace con una lenta cadencia entre pulsos. En cualquier caso disponer de este elemento de seguridad se ha convertido ya en una necesidad.
Las suspensiones son rígidas. Sobre todo en el tren trasero. Es lo habitual para tratar de evitar que se descompense con el sobre peso del pasajero. Y, desde luego, no lo hace. Si vas solo, procura sortear los baches.
Se nota que es italiana. Su diseño es refinado hasta el más mínimo detalle. Podrá gustar más o menos, pero lo que resulta incuestionable es el trabajo que ha habido con la proyección de las formas. No entraré en descripciones. Mirad las imágenes en la galería y juzgad vosotros mismos.
El cuadro de relojes es funcional y de generosas dimensiones. En el centro hay un gran reloj analógico como velocímetro. A los lados, en pequeños relojes semicirculares, encuentras el nivel de combustible y la temperatura del líquido de refrigeración. Tiene todos los testigos necesarios incluyendo el de la presión de aceite, ese gran olvidado en los scooters de 125. Un testigo imprescindible en estos motores de baja cilindrada. En medio del cuadro, una pantalla digital con el reloj horario te informa, además, de: la carga de batería, la temperatura exterior, el cuentakilómetros y los dos parciales. Datos que alternas desde un pulsador instalado en la piña derecha. No tendrás que soltar la mano del manillar. Algo que no siempre sucede, incluso en motos de gran cilindrada.
Con el nuevo motor se alargan los períodos de revisión hasta los 10.000 kmEl consumo, conduciendo sin contemplaciones y casi siempre con ocupante, se ha quedado en 3,21 l/100. La cifra debería ser fácilmente mejorable con un uso menos “intensivo” del gas, aunque, no me veo capaz de llegar a los 47,5 km/l (2,1 l/100) declarados según el protocolo WMTC.
Con un depósito de gasolina de 7 litros, la autonomía debería rondar los 220 km. Lo que no está mal. He echado en falta un tapón de la gasolina adosado con una bisagra. Repostando, el tapón, enredando por la plataforma, se convierte en un estorbo.
Siguiendo con los costes, destaca la extensión del periodo de revisión. Hasta ahora, los motores de Piaggio debían pasar la revisión cada 5.000 km. El nuevo I-Get, según nos ha confirmado el concesionario de Piaggio en Barcelona, se alarga hasta los 10.000 km. En cualquier caso, en motores con tan poco aceite en el cárter y condiciones de uso extremas como es la ciudad, no deberíamos olvidarnos de verificar el nivel de aceite, al menos, una vez por semana. Por si las “flais”.
En definitiva, estamos ante un scooter muy estable y seguro (rueda delantera de 16’ y ABS), bonito, elegante, de mantenimiento económico y, sobre todo, práctico. Y es que aquí el espacio importa y mucho.
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